En mi familia se ha repetido mucho el patrón de varias hijas/hijos y una sola cuidando.
Mi papá tiene siete, ya es anciano y soy la única dispuesta a estar con él, escucharlo, acompañarlo. Gracias por hacerme entender que lo que hago no es "hacerse cargo" como si él fuese un trámite. Sino que soy humana y necesito devolver un poco de lo que él me dió en la vida.
Además, si me lo permites, recuerda que no tienes que llegar a todo. Ser cuidador es duro y tú también necesitas cuidarte (y que te cuiden), de ahí la importancia de tejer redes de afecto y apoyo.
Si hay algo en lo que pueda serte útil, no dudes en contactarme.
Ensayo lúcido, hermosamente hilado y con un trasfondo político hirviente. Empatía, vulnerabilidad y cuidados deben ser los pilares sobre los que erigir una sociedad mejor. Gracias y enhorabuena.
Una joyita, para leer y releer.El año pasado en Madrid mientras esperaba un taxi observo que el conductor se baja para ayudar a la pasajera una señora mayor con alguna dificultad en la movilidad.La ayuda a subir de la calle a la vereda asegurandose que no se caiga.Cuando subo al taxi lo felicito, conmovida por su gesto y el me contesta."todos vamos hacia el mismo lugar..."
¡Qué cosas, Cuca! Isidro Maya fue profesor mío en la facultad de Psicología en Sevilla y mi tutor en el proyecto de fin de carrera. Construí e impartí una formación-estudio específica para mujeres con fibromialgia, fue un proyecto duro y precioso, de algún modo me sirvió, sin pretenderlo, a conectar los puentes entre psicología, tecnología y diseño.
Isidro era de los docentes más competentes, implicados y cercanos que conocí en aquella época, y un adelantado en el uso de las tecnologías en la docencia. Me ha alegrado que lo hayas mencionado :)
Leerte me reconcilia con la vida. El cuidado que se desvanece con el culto a la inmediatez que se va instaurando y se impone cada vez más. Parece que todo lo que amerite cuidado y dedicación molesta y sí, queda relegado y asignado a quienes hacen el trabajo que nadie quiere hacer, cuidar. En especial de quienes transitan la vejez, los viejos que me inspiran una gran ternura, como los niños. Además de que es una etapa a la que, con "suerte" o al paso que vamos", por desgracia todos llegaremos. Parece que todo lo que requiera cuidado, lo que va más allá de la satisfacción inmediata, molesta, estorba y se le encarga a los que, como bien dices, son considerados el último eslabón de la cadena. Tan olvidados y tan colocados en un lugar "humillante", igual que quienes necesitan del cuidado por estar en condición de vulnerabilidad, como el culo.
Y me fascina el cuidado con el que tratas al lenguaje, la escritura, la búsqueda de fundamentos que sustenten y enriquezcan tus reflexiones. Algo que como precisa de conocimientos (que requieren de espera porque se cultivan con esfuerzo, tiempo, interés y cuidado), pero sobre todo paciencia, cuidado, dedicación, esmero y amor (igual que los viejos, los niños y todo el que se encuentre en una posición vulnerable). El lenguaje, las palabras, los significados, lo abstracto, lo simbólico que, como el cuidado, nos hacen humanos quedan ahora pasados por la IA, para un menor esfuerzo y algo inmediato y con calidad. No en vano, los agricultores que cuidan con paciencia de sembrar, cultivar, cosechar y todo lo que se requiera para que las semillas convertidas -no por arte de magia- en alimentos, lleguen a nuestras mesas todos los días para alimentarnos, son considerados y tratados también como pertenecientes al último eslabón y, siendo quienes trabajan la tierra quedan sepultados y condenados, por los intermediarios y lo que las leyes del mercado dictan, al último lugar recibiendo una miseria ( casi una limosna) por su trabajo. Ni siquiera hay la paciencia y el cuidado para que los animales, que también nos comemos todos los días, nazcan, crezcan, engorden y sean sacrificados de una manera digna, la inmediatez también alcanza este proceso donde se recurre a intervenir procesos naturales con manipulación genética, hormonas y quién sabe que más, porque en el afán, las prisas, se olvida o no importa que nos lo vamos a comer. El cuidado y el concepto de tiempo -el cronológico y el psicológico- pareciera que están devaluados y reservados para quienes ocupan el último lugar, los últimos de la fila, en la misma casilla en la que están los viejos, los niños y todo aquel y aquello que necesite de cuidado y tiempo, exactamente en la misma casilla en la que estamos los inmigrantes.
Gracias Cuca y a aquellos a quienes citas por tan interesante y amena, aunque agridulce, reflexión.
Muchas gracias por tomarte tu tiempo para escribirme y por apreciar mi texto. Es muy reconfortante leerte que te reconcilias con la vida con mi texto. Algo similar me ocurre tanto con los referentes que menciono en mis textos, como con comentarios constructivos como el tuyo.
Como apuntas, tristemente hoy todo lo que tenga que ver con el cuidado del otro incomoda, por decirlo suavemente. Y al mismo tiempo se promociona una y otra vez el autocuidado, pero ese que peca de egoísmo y narcisismo y poco tiene realmente de cuidar. Y lo más triste e inquietante de todo es que absolutamente todos, antes o después, por nuestra vulnerabilidad esencial vamos a necesitar ser cuidados, ayudados, acompañados.
Para mí es vital cuidar cada reflexión que comparto. Las palabras son poderosas y pueden elevarnos como acabar humillándonos; por ello, cuido lo que escribo y cómo lo escribo. En otro texto ya hablada de el arte de escribir como acto de memoria, identidad y cuidado. Te lo dejo por aquí, por si te interesa, https://www.mispropiasrealidades.com/p/escribir-con-el-cuerpo
Gracias se me queda corto, Ana. Tu comentario ha sido todo un soplo de aire fresco.
Que texto tan necesario. Me ha encantado. El otro día una amiga y su madre hablaban sobre la persona que habían contratado para cuidar a la abuela. Y el hijo de mi amiga, de 7 años, que parecía distraído pero estaba escuchando dijo (con la inocencia y la verdad tan característica de los niños): ¿y por qué no la cuidáis vosotras?.
Llevo mucho tiempo reflexionando sobre todo esto. Cada día el mundo me parece más deshumanizado precisamente por esto. Creo que se está viendo eso que realmente nos humaniza en algo que nos ralentiza, que nos quita tiempo; que no es "práctico" ni "bonito". También creo firmemente que hay que ir en esto contracorriente. Cuidar, apoyar el cuidado, enseñar a cuidar...
Eva, poco puedo añadir a lo que me (nos) compartes. Es así, recuperar nuestra esencia humana pasa por salirse del margen y retomar, recordar (pasar por el corazón) y reavivar lo que nos ha humanizado: cuidar.
Quería agradecerte por tu último texto. Me ha encantado y, además, me ha abierto la puerta a nuevos libros que me invitan a seguir reflexionando sobre el cuidado. Mientras te leía, me vino a la mente un pensamiento que quería compartir contigo: “cada forma de cuidar, como cada ser humano, es sagrada”.
Gracias por la inspiración y por poner tanta sensibilidad en lo que escribes.
Gracias, Cuca, por la profundidad de tu análisis y, en particular, por las generosas menciones a dos de mis reflexiones, "Una antropología del vacío" y "La cortesía como escudo". Es un honor ver cómo mis palabras dialogan en tu texto con pensadores y referencias que iluminan la misma preocupación: qué lugar ocupa el cuidado en una sociedad que parece haberlo relegado a trámite o a servicio subcontratado. Me emociona comprobar, además, que las ideas no se cierran en sí mismas, sino que se entrelazan y generan nuevos descubrimientos en otras miradas.
Tu artículo recuerda con claridad que el cuidado lejos de ser residuo o carga, es semilla de lo humano. En cada línea devuelves sacralidad a gestos que nuestra época ha querido reducir a lo útil o lo rentable. Me impresiona la fuerza con la que reivindicas el cuidado como consagración: lo pequeño que se vuelve sagrado, lo invisible que sostiene la vida entera. Es un recordatorio necesario de que nuestra verdadera medida no debe estar en la eficiencia, sino en la forma en que acogemos la fragilidad.
Comparto plenamente tu idea de que sin cuidado no hay comunidad ni justicia. Tal vez esa sea la paradoja más profunda de nuestro tiempo: que hemos levantado sociedades obsesionadas con prolongar los cuerpos y al mismo tiempo incapaces de acompañar las almas. Frente a la lógica de la externalización, tus palabras nos invitan a restituir el “nosotros” del vínculo, a comprender que cuidar no degrada, sino que eleva; que en el gesto humilde de atender al otro se funda la dignidad de todos.
Gracias, Chus, por tus palabras cálidas y siempre dialogantes.
Me gustaría pensar que recuperaremos esa sacralidad de lo cotidiano; al menos le ponemos tesón y esperanzas quienes de un modo u otro lo recordamos, lo compartimos y lo llevamos a la acción. Leía el otro día a una persona en Twiiter lo siguiente (traducción casera): «Twitter nos recuerda que quienes comparten nuestras ideas pueden ser personas horribles, mientras que quienes sostienen opiniones que detestamos pueden ser buenas personas. En el fondo, cómo se comporta alguien suele importar más que lo que cree». Y considero que ahí está la clave: cómo nos comportamos. Si día a día llevamos a cabo gestos humanos, valerosos, como dar los buenos días o ser agradecido (entre otros), terminarán por ser costumbres (eticidad) que nos (re)conecten con lo civilizatorio y comunitario que hay en nosotros.
Aunque no pierdo de vista lo alienante del mundo en el que estamos inmersos, ni su entropía nada desdeñable.
Queda para otro uno que hable del odio y empiece con una cualquiera muestra del desprecio político hacia esos inmigrantes que "limpian culos", pero que algunos niegan el arraigo o el asilo, tanto da.
Qué preciosidad de texto y cuán necesario en este mundo en el que el cuidado de las vidas de nuestros mayores suele ir en el furgón de cola. Cuantas frases para reflexionar!!
Sí, necesitamos darle el lugar primordial y esencial a los cuidados en la vida; se lo debemos a los mayores, nos los debemos a nosotros mismos y por los que vendrán a este mundo.
Mi hermana y yo llevamos años reflexionando sobre esos cuidados. Nuestros padres arastran altos grados de dependencia y abordar esos cuidados en este mundo es todo un desafío que nunca sabes cómo atender mejor. De hecho tenemos un blog, que ahora trajimos a Substack, con cartas en las que nos escribimos para tratar sobre los cuidados y otros asuntos familiares… Quizá por eso nos resonó tanto tu texto. Gracias de nuevo, Cuca 👏🏻😍
Pues voy a echar un vistazo a vuestras cartas (soy una enamorada de las correspondencias —en mi web mantengo correspondencias sobre temas varios con personas concretas—) 😊.
En cuanto a cómo afrontar el desafío de cuidar, me tenéis aquí. Escribidme si consideráis oportuno y necesario. Siempre hay algún modo de aligerar el desafío.
Un texto completamente emocionante.
En mi familia se ha repetido mucho el patrón de varias hijas/hijos y una sola cuidando.
Mi papá tiene siete, ya es anciano y soy la única dispuesta a estar con él, escucharlo, acompañarlo. Gracias por hacerme entender que lo que hago no es "hacerse cargo" como si él fuese un trámite. Sino que soy humana y necesito devolver un poco de lo que él me dió en la vida.
<3
Gracias por tus palabras, profe de literatura.
Además, si me lo permites, recuerda que no tienes que llegar a todo. Ser cuidador es duro y tú también necesitas cuidarte (y que te cuiden), de ahí la importancia de tejer redes de afecto y apoyo.
Si hay algo en lo que pueda serte útil, no dudes en contactarme.
Un abrazo.
Ensayo lúcido, hermosamente hilado y con un trasfondo político hirviente. Empatía, vulnerabilidad y cuidados deben ser los pilares sobre los que erigir una sociedad mejor. Gracias y enhorabuena.
Muchas gracias por tus palabras, Miguel Ángel. Ojalá acaben siendo nuestros pilares.
Un saludo.
qué buen texto ❤️
Una joyita, para leer y releer.El año pasado en Madrid mientras esperaba un taxi observo que el conductor se baja para ayudar a la pasajera una señora mayor con alguna dificultad en la movilidad.La ayuda a subir de la calle a la vereda asegurandose que no se caiga.Cuando subo al taxi lo felicito, conmovida por su gesto y el me contesta."todos vamos hacia el mismo lugar..."
¡Qué cosas, Cuca! Isidro Maya fue profesor mío en la facultad de Psicología en Sevilla y mi tutor en el proyecto de fin de carrera. Construí e impartí una formación-estudio específica para mujeres con fibromialgia, fue un proyecto duro y precioso, de algún modo me sirvió, sin pretenderlo, a conectar los puentes entre psicología, tecnología y diseño.
Isidro era de los docentes más competentes, implicados y cercanos que conocí en aquella época, y un adelantado en el uso de las tecnologías en la docencia. Me ha alegrado que lo hayas mencionado :)
Un abrazo grande
Pero qué bonita casualidad :)
Sigo de cerca la labor de Isidro Maya, en otro artículo también fue él uno de mis faros https://www.mispropiasrealidades.com/p/la-urgencia-del-arraigo-y-la-comunidad
Su calidad y calidez son muy enriquecedores.
Leerte me reconcilia con la vida. El cuidado que se desvanece con el culto a la inmediatez que se va instaurando y se impone cada vez más. Parece que todo lo que amerite cuidado y dedicación molesta y sí, queda relegado y asignado a quienes hacen el trabajo que nadie quiere hacer, cuidar. En especial de quienes transitan la vejez, los viejos que me inspiran una gran ternura, como los niños. Además de que es una etapa a la que, con "suerte" o al paso que vamos", por desgracia todos llegaremos. Parece que todo lo que requiera cuidado, lo que va más allá de la satisfacción inmediata, molesta, estorba y se le encarga a los que, como bien dices, son considerados el último eslabón de la cadena. Tan olvidados y tan colocados en un lugar "humillante", igual que quienes necesitan del cuidado por estar en condición de vulnerabilidad, como el culo.
Y me fascina el cuidado con el que tratas al lenguaje, la escritura, la búsqueda de fundamentos que sustenten y enriquezcan tus reflexiones. Algo que como precisa de conocimientos (que requieren de espera porque se cultivan con esfuerzo, tiempo, interés y cuidado), pero sobre todo paciencia, cuidado, dedicación, esmero y amor (igual que los viejos, los niños y todo el que se encuentre en una posición vulnerable). El lenguaje, las palabras, los significados, lo abstracto, lo simbólico que, como el cuidado, nos hacen humanos quedan ahora pasados por la IA, para un menor esfuerzo y algo inmediato y con calidad. No en vano, los agricultores que cuidan con paciencia de sembrar, cultivar, cosechar y todo lo que se requiera para que las semillas convertidas -no por arte de magia- en alimentos, lleguen a nuestras mesas todos los días para alimentarnos, son considerados y tratados también como pertenecientes al último eslabón y, siendo quienes trabajan la tierra quedan sepultados y condenados, por los intermediarios y lo que las leyes del mercado dictan, al último lugar recibiendo una miseria ( casi una limosna) por su trabajo. Ni siquiera hay la paciencia y el cuidado para que los animales, que también nos comemos todos los días, nazcan, crezcan, engorden y sean sacrificados de una manera digna, la inmediatez también alcanza este proceso donde se recurre a intervenir procesos naturales con manipulación genética, hormonas y quién sabe que más, porque en el afán, las prisas, se olvida o no importa que nos lo vamos a comer. El cuidado y el concepto de tiempo -el cronológico y el psicológico- pareciera que están devaluados y reservados para quienes ocupan el último lugar, los últimos de la fila, en la misma casilla en la que están los viejos, los niños y todo aquel y aquello que necesite de cuidado y tiempo, exactamente en la misma casilla en la que estamos los inmigrantes.
Gracias Cuca y a aquellos a quienes citas por tan interesante y amena, aunque agridulce, reflexión.
Hola, Ana.
Muchas gracias por tomarte tu tiempo para escribirme y por apreciar mi texto. Es muy reconfortante leerte que te reconcilias con la vida con mi texto. Algo similar me ocurre tanto con los referentes que menciono en mis textos, como con comentarios constructivos como el tuyo.
Como apuntas, tristemente hoy todo lo que tenga que ver con el cuidado del otro incomoda, por decirlo suavemente. Y al mismo tiempo se promociona una y otra vez el autocuidado, pero ese que peca de egoísmo y narcisismo y poco tiene realmente de cuidar. Y lo más triste e inquietante de todo es que absolutamente todos, antes o después, por nuestra vulnerabilidad esencial vamos a necesitar ser cuidados, ayudados, acompañados.
Para mí es vital cuidar cada reflexión que comparto. Las palabras son poderosas y pueden elevarnos como acabar humillándonos; por ello, cuido lo que escribo y cómo lo escribo. En otro texto ya hablada de el arte de escribir como acto de memoria, identidad y cuidado. Te lo dejo por aquí, por si te interesa, https://www.mispropiasrealidades.com/p/escribir-con-el-cuerpo
Gracias se me queda corto, Ana. Tu comentario ha sido todo un soplo de aire fresco.
Un abrazo, seguimos leyéndonos.
Que texto tan necesario. Me ha encantado. El otro día una amiga y su madre hablaban sobre la persona que habían contratado para cuidar a la abuela. Y el hijo de mi amiga, de 7 años, que parecía distraído pero estaba escuchando dijo (con la inocencia y la verdad tan característica de los niños): ¿y por qué no la cuidáis vosotras?.
Los niños tienen una sabiduría innata que en ocasiones desmerecemos. Ellos pueden ser un espejo incómodo pero revelador.
Gracias, Grace.
A sido toda una enseñanza. Trabajo en una UCI y la pedagogía de tu artículo me ha dejado sin palabras. Gracias
Marcelo, gracias. Viniendo de un compañero sanitario es halagador.
Llevo mucho tiempo reflexionando sobre todo esto. Cada día el mundo me parece más deshumanizado precisamente por esto. Creo que se está viendo eso que realmente nos humaniza en algo que nos ralentiza, que nos quita tiempo; que no es "práctico" ni "bonito". También creo firmemente que hay que ir en esto contracorriente. Cuidar, apoyar el cuidado, enseñar a cuidar...
Gracias. Me ha encantado leerte
Eva, poco puedo añadir a lo que me (nos) compartes. Es así, recuperar nuestra esencia humana pasa por salirse del margen y retomar, recordar (pasar por el corazón) y reavivar lo que nos ha humanizado: cuidar.
Un abrazo y muchas gracias.
Hola Cuca,
Quería agradecerte por tu último texto. Me ha encantado y, además, me ha abierto la puerta a nuevos libros que me invitan a seguir reflexionando sobre el cuidado. Mientras te leía, me vino a la mente un pensamiento que quería compartir contigo: “cada forma de cuidar, como cada ser humano, es sagrada”.
Gracias por la inspiración y por poner tanta sensibilidad en lo que escribes.
Con afecto,
Gemma
Me ha encantado leerte y me ha hecho reflexionar. Un abrazo
Muchísimas gracias, Bea 😊.
Abrazos.
Gracias, Cuca, por la profundidad de tu análisis y, en particular, por las generosas menciones a dos de mis reflexiones, "Una antropología del vacío" y "La cortesía como escudo". Es un honor ver cómo mis palabras dialogan en tu texto con pensadores y referencias que iluminan la misma preocupación: qué lugar ocupa el cuidado en una sociedad que parece haberlo relegado a trámite o a servicio subcontratado. Me emociona comprobar, además, que las ideas no se cierran en sí mismas, sino que se entrelazan y generan nuevos descubrimientos en otras miradas.
Tu artículo recuerda con claridad que el cuidado lejos de ser residuo o carga, es semilla de lo humano. En cada línea devuelves sacralidad a gestos que nuestra época ha querido reducir a lo útil o lo rentable. Me impresiona la fuerza con la que reivindicas el cuidado como consagración: lo pequeño que se vuelve sagrado, lo invisible que sostiene la vida entera. Es un recordatorio necesario de que nuestra verdadera medida no debe estar en la eficiencia, sino en la forma en que acogemos la fragilidad.
Comparto plenamente tu idea de que sin cuidado no hay comunidad ni justicia. Tal vez esa sea la paradoja más profunda de nuestro tiempo: que hemos levantado sociedades obsesionadas con prolongar los cuerpos y al mismo tiempo incapaces de acompañar las almas. Frente a la lógica de la externalización, tus palabras nos invitan a restituir el “nosotros” del vínculo, a comprender que cuidar no degrada, sino que eleva; que en el gesto humilde de atender al otro se funda la dignidad de todos.
Gracias, Chus, por tus palabras cálidas y siempre dialogantes.
Me gustaría pensar que recuperaremos esa sacralidad de lo cotidiano; al menos le ponemos tesón y esperanzas quienes de un modo u otro lo recordamos, lo compartimos y lo llevamos a la acción. Leía el otro día a una persona en Twiiter lo siguiente (traducción casera): «Twitter nos recuerda que quienes comparten nuestras ideas pueden ser personas horribles, mientras que quienes sostienen opiniones que detestamos pueden ser buenas personas. En el fondo, cómo se comporta alguien suele importar más que lo que cree». Y considero que ahí está la clave: cómo nos comportamos. Si día a día llevamos a cabo gestos humanos, valerosos, como dar los buenos días o ser agradecido (entre otros), terminarán por ser costumbres (eticidad) que nos (re)conecten con lo civilizatorio y comunitario que hay en nosotros.
Aunque no pierdo de vista lo alienante del mundo en el que estamos inmersos, ni su entropía nada desdeñable.
De nuevo, muchas gracias por dialogar 😊.
Que importante lo que dices’”los cuidados de la vida”
se los debemos a nuestros mayores y es nuestro deber devolvérselos y estarles agradecidos siempre
Así es, Tere. Se lo debemos a nuestros mayores y, también, a nosotros mismos y a los que están por venir al mundo.
Gracias.
Precioso: para enmarcar.
Queda para otro uno que hable del odio y empiece con una cualquiera muestra del desprecio político hacia esos inmigrantes que "limpian culos", pero que algunos niegan el arraigo o el asilo, tanto da.
Arraigo y Asilo: que muestra de humanidad.
Gracias, Pedro.
Qué preciosidad de texto y cuán necesario en este mundo en el que el cuidado de las vidas de nuestros mayores suele ir en el furgón de cola. Cuantas frases para reflexionar!!
Un millón de gracias, Cuca.
Gracias Flor y Eva.
Sí, necesitamos darle el lugar primordial y esencial a los cuidados en la vida; se lo debemos a los mayores, nos los debemos a nosotros mismos y por los que vendrán a este mundo.
Un abrazo.
Mi hermana y yo llevamos años reflexionando sobre esos cuidados. Nuestros padres arastran altos grados de dependencia y abordar esos cuidados en este mundo es todo un desafío que nunca sabes cómo atender mejor. De hecho tenemos un blog, que ahora trajimos a Substack, con cartas en las que nos escribimos para tratar sobre los cuidados y otros asuntos familiares… Quizá por eso nos resonó tanto tu texto. Gracias de nuevo, Cuca 👏🏻😍
Gracias por el ofrecimiento Cuca y nosotras también buscaremos y leeremos tus cartas😍
Pues voy a echar un vistazo a vuestras cartas (soy una enamorada de las correspondencias —en mi web mantengo correspondencias sobre temas varios con personas concretas—) 😊.
En cuanto a cómo afrontar el desafío de cuidar, me tenéis aquí. Escribidme si consideráis oportuno y necesario. Siempre hay algún modo de aligerar el desafío.
Abrazos para las dos.
Piel de gallina. Qué forma más bonita tienes de luchar por lo que importa.
Viniendo de ti es todo un halago, te lo digo de corazón.
Hay luchas que merecen la pena hasta la extenuación y el cuidado es una de ellas.
Gracias, Claudia.